“Una central mal elaborada, vende una imagen… mal elaborada”.
En muchas oficinas los mismos empleados son quienes graban la contestadora o central telefónica de la empresa, pero olvidan que esa voz refleja lo que es la empresa directamente a los oídos del cliente. Evidentemente, cuando hablamos con nuestros clientes no podemos intimidarles ni tratar de inspirarles temor. No podemos ordenarles que nos compren ni podemos obligarles a que nos presten atención. Lo que sí podemos hacer, sin embargo, es hablar con voz de persona informada y competente. Podemos, con educación, mantener el control de la conversación y llevarla por el camino que a nosotros nos interesa.